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Tener una máquina arcade en el salón de casa es el sueño de muchos. Si además es personalizada, resulta la bomba. Doug Haffner es un manitas que ha sabido unir su pasión por los videojuegos con su afición por la estética Steampunk y por el trabajo de Kenneth Strickfaden, responsable de la escenografí­a y maquillaje del Frankenstein de Boris Karloff. El resultado es una sorprendente pieza. Una emuladora MAME de las de toda la vida con apariencia retro-tecnológica y toques de terror hollywoodiense.

Además de permitir revisitar videojuegos clásicos como pac-man o donkey kong, también es una jukebox o máquina de discos. Haffner narra el proceso de construcción de su criatura en el blog frankencade.

El aficionado manitas tomó la estructura de una MAME ya existente y sobre su base comenzó a trabajar. Usó tableros de contrachapado, litografí­as y carteles de época para su creación. La máquina combina adornos del perí­odo victoriano inglés con componentes electrónicos propios «de  cientí­fico loco», en palabras de Haffner. Una manita de pintura para darle aspecto oxidado, ¡y listo!
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Uno de los detalles más llamativos son quizás las imágenes parpadeante que hay los laterales de la máquina. Una representa al mí­tico Karloff caracterizado como la criatura de Frankenstein y otra una escena de la secuela con la actriz Elsa Lanchester.
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El botón que arranca el ordenador se encuentra camuflado en un falso libro de notas de laboratorio del ambicioso doctor Ví­ctor Frankenstein. Se localiza en una compuerta al pie de la emuladora. La palanca situada a un lado sólo sirve para encender y apagar las luces. Haffner debe tener hijos, porque asegura que la ha puesto ahí­ para que «los niños» se entretengan con ellas sin tener que encender la máquina.

Sin duda, muchos piensan que Haffner debe ser una persona con una gran cantidad de tiempo libre para dedicarse a semejantes menesteres… Pero el manitas responde que ni mucho menos. Es sólo que las horas que otros dedican a ver la televisión él las invierte en su hobby de bricolaje nostálgico. Cuestión de prioridades.

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Ví­a: The Steampunk Workshop