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Hablar de Nintendo en el siglo XX es inseparable de la figura de Super Mario. Pero a partir del siglo XXI, la imagen de la editora y desarrolladora japonesa vivió un cambio generacional que estuvo necesariamente ligado a otro personaje (con permiso del bigotudo fontanero): Pikachu. La saga Pokémon, iniciada en Game Boy durante la segunda mitad de los 90, alcanzó su cénit comercial y de popularidad con dos ediciones, Pokémon Oro y Pokémon Plata, que el pasado 26 de marzo se reeditó para las actuales versiones de Nintendo DS en una versión actualizada.

¿Por qué los Pokémon Oro y Plata gozan del puesto de excepción, que además les vale el mérito de ser los tí­tulos más vendidos del sector en nuestro paí­s? Principalmente, hay dos grandes razones que justifican la posición de ambos juegos en el Olimpo del videojuego para el público infantil: el completo y extenso universo que propone al jugador y la gran variedad de formatos en los que pervive Pokémon como saga fuera de los videojuegos.

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Respecto a la profundidad de juego que ofrecen Pokémon Oro y Plata, podemos señalar que estas ediciones fueron las primeras que realmente cimentaron la mitologí­a y el vasto mundo en el que las ediciones posteriores se basaron para desarrollar sus tramas. No es que estos Pokémon Oro y Plata sean los tí­tulos fundacionales de la licencia (realmente, se consideran ambos como la segunda generación de la saga Pokémon), sino que definieron con exactitud la dinámica en la que tendrí­an lugar las principales aventuras, así­ como justificaron el carácter progresivo del juego en la fórmula de proponer nuevas regiones donde cazar nuevos Pokémons.

Además, fue en los Pokémon Oro y Plata donde más se enriqueció el larguí­simo catálogo de criaturas que dan nombre a las saga. Los Pokémon son pequeños monstruitos (el nombre procede de la mezcla de dos palabras, Pocket Monsters, o monstruos de bolsillo), cuya localización, adiestramiento y crianza componen la parte más interesante y atractiva del juego. Para los niños y niñas que desde 1996 vienen coleccionando estos seres, el lanzamiento de Pokémon Oro y Plata supuso un pistoletazo de un nuevo nivel de caza de Pokémons de la que hoy dí­a los tí­tulos que se siguen lanzando son herederos directos.

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En este sentido, pensemos en el voraz apetito del público infantil y juvenil a la hora de lanzarse con ansia a llevar a cabo una colección en la que los combates, la exploración y la rivalidad son elementos imprescindibles. Si echamos todos esos ingredientes en la coctelera y mezclamos bien obtendremos un juego dividido en dos ediciones capaz de convertirse precisamente en lo que se convirtió: el estandarte de una generación de jugones.

Pero no es esa la única razón que justifique el brutal éxito de Pokémon en general y Pokémon Oro y Plata en particular. En paralelo al lanzamiento de la franquicia, fue estrenada en japón una serie de animación que no tardó en importarse en Europa. Aunque lo que realmente hizo que la licencia trascendiese el videojuego inicial y se convirtiera en un fenómeno masivo llegó de la mano de un juego de cartas que complementada el último lanzamiento de por entonces: precisamente, los Pokémon Oro y Plata.

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Gracias a ello, ya no era necesario recurrir necesariamente a las consolas de Nintendo, pero claro, hací­a muy apetitoso hacerse con ese formato para lograr una experiencia completa del universo Pokémon. En ese sentido, la estrategia de Nintendo cuajó a la perfección, y miles de niños de todo el mundo se lanzaron a hacerse con sus consolas para criar y entrenar a sus Pokémons después de haber exprimido la versión de naipes de este juego.

A partir de ahí­, la popularidad del formato fue tal que se amplió el capitulaje de la serie de animación, fueron lanzadas varias licencias de Manga (tebeos japoneses) e incluso hubo versiones cinematográficas de las aventuras de los Pokémon (con fortuna decreciente a medida que se añadí­a una nueva pelí­cula a la filmografí­a de la saga).

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En resumen, un imperio de referentes culturales para toda una generación que partió del sector del videojuego y del que los Pokémon Oro y Plata, aunque no fueron fundadores, sí­ que pueden considerarse como los tí­tulos más poderosos como parte de la maquinaria de esta licencia de Nintendo.